Incluso los propietarios de empresa con más talento y devoción, cuentan con un número limitado de horas al día para dedicarle a su negocio. La clave es no trabajar más tiempo o de manera más dura, sino de manera más productiva, rentable e incluso me atrevería a decir, de manera más agradable.
Sácale jugo a tus puntos fuertes
Hay veces que no hay otra opción más que hacer frente a trabajos que no nos gustan o que no tenemos la confianza necesaria para llevar a cabo. Si ese es el caso, intenta obtener algún tipo de formación profesional o de gestión. Piensa que siempre tienes opciones económicas, no tienes porque echar la casa por la ventana: averigua que se ofrece en los institutos de formación vocacional o colegios universitarios.
Si llega el momento que tienes que hacer un trabajo pero continuas aplazándolo porque no te gusta, intenta dividirlo en pasos manejables y comprométete a dedicarle una cantidad fija de tiempo cada día laborable a un paso determinado, hasta que completes la labor. Dedícale las primeras horas del día a los trabajos que menos te apasionen para no tener que pensar en ellos durante todo el día. Seguramente acabarás por dedicarle incluso más tiempo del que le habías asignado.
El principio de Pareto
Puede que haya tareas o incluso procesos en la empresa a los que, simplemente, no merezca la pena dedicarles tu tiempo. En esos casos, recuerda el Principio de Pareto que dicta que, invirtiendo el 80 por ciento de tus esfuerzos, alcanzas el 20 por ciento de los resultados esperados, mientras que el 20 por ciento de tus esfuerzos producen un 80 por ciento de los resultados. Identifica el 20 por ciento de los productos que aportan el 80 por ciento de los ingresos de tu empresa, y el 20 por ciento de tus esfuerzos en el área de marketing que aportan el 80 por ciento de tus clientes. Luego, analiza el 80 por ciento de tus actividades y decide si alguna de ellas debe ser descartada. Dedicarle unos cuantos minutos cada día a identificar ese mágico 20 por ciento puede tener un enorme impacto en la productividad de tu empresa a plazo largo.
Crea tu programa diario de actividades
Una de las ventajas de ser tu propio jefe es que no estás atrapado en un horario de nueve a cinco establecido por alguien más. Si eres una ave nocturna, escribe esa importante propuesta de negocio cuando la casa esté en silencio y el teléfono no esté sonando constantemente. Si, por otro lado, prefieres trabajar por la mañana, ponte la alarma e intenta completar aquel informe que te requería un alto nivel de concentración.
Divide tu día laboral
En una oficina grande siempre hay constantes interrupciones y distracciones. Si trabajas por cuenta propia, es fácil pasar muchas horas haciendo lo mismo, y aunque esto puede parecer una forma inteligente de trabajar, en realidad, al final acabará por hacerse pesado y te hará ser menos productivo.
Es importante programar tiempo para descansos, incluso si se trata de un paseo a la oficina de correos, una llamada de teléfono a un colega o a un cliente potencial. Eventos empresariales no son sólo agradables, sino que evitan que te aísles socialmente, aumentan tu nivel de creatividad y tus niveles de energía, a parte de proporcionarte una valiosa formación empresarial y la creación de nuevos negocios en un ambiente relajado.
Así que recuerda, tener un negocio no tiene por qué ser sinónimo con todo trabajo y cero juego. Simplemente, Itrata de trabajar mejor y disfrutar más!
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