Tras años de ver y hacer empresa, en una mera reflexión observas la evolución de no más de 15 años atrás, y ves que han cambiado ostensiblemente las cosas tanto el entorno como el fondo. El entorno en cuanto a la competitividad, quizá hace unos años existía el toque de originalidad y tradición en contra de un aire más global y prototípico ahora, y en el fondo un objetivo de expansión rápida, contra la idea de generar seguridad y futuro equilibrado de antes. Desde luego las dos fórmulas son legítimas y válidas, siempre y cuando se obre de forma coherente y responsable.
Sin profundizar demasiado y después de observar muchas de ellas dependiendo, eso sí, de la zona en cuestión, también se percibe una sensación de “terror paralizante” en la forma de gestionar y dirigir, simplemente viendo la forma de compra: antes se compraba materia prima, con el fin de obtener el mejor precio por cantidades para dar el mejor servicio y continuidad; ahora se compra para salir del paso, de forma “cobarde”, con el miedo de que pase cualquier cosa; no nos olvidamos de la consabida crisis.
Ante estas pequeñas y humildes observaciones sometidas al juicio del tiempo, abogo por dinamismo y prudencia en el realizar, ante el auto bloqueo y el desconcierto que nos acompaña día a día.
Es preciso señalar que en el tiempo se han producido fenómenos parecidos en diferentes países y en diferentes épocas, y como gran parte de las cosas es cíclico el devenir de subidas y bajadas. Ocurre que en este caso la bajada aboca al abismo, y eso sí causa desasosiego y un cierto vértigo. Llo positivo es que después se serenará la situación y por propia inercia como siempre y en todos los sitios volveremos a subir, si… más o menos despacio, pero volveremos a subir, y debemos estar preparados para ese momento. Ese momento nos va a exigir mucha fuerza para resistir, destreza para manejar la situación y actualización para adaptarse a nuevos campos, visiones y sistemas.
En diferentes medios podemos leer a menudo el rápido avance que están experimentando algunos países que hace poco tiempo veíamos a años luz de nosotros, el desgaste de este avance producirá el hueco de nuestra recuperación, por eso el gran error que veo cometer a diario a pequeñas, medianas y algunas grandes empresas , es dejarse caer en el ostracismo y el descuido de su propio control de calidad , el dejar de reinventarse día a día: de todo esto les pasará factura mañana el mercado y su propia imagen. Por ello debemos mantenernos alerta y no perder la visión del horizonte que siempre nos traerá cosas buenas.
